Con el paso de los años, ha ido aumentando el tiempo
que pasan los niños viendo la televisión, puesto que antes no todo el mundo
podía permitirse tener una televisión en casa.
Actualmente, los niños ven la televisión entre tres y cuatro
horas diarias. Ello repercute, por ejemplo, en el sedentarismo ya que pasan
muchas horas sentados o tumbados; en el rendimiento escolar también puesto que
a veces realizan los deberes rápido para irse cuanto antes a ver la tele, o
prefieren ver la tele y dejan el tiempo de estudio para el final. Todo ello, a
su vez, influye en el déficit de atención; en la sociabilidad ya que influye de
forma negativa en que establezcan lazos de unión o en que se relacionen con sus
iguales, en el consumismo, sobre todo mediante los anuncios, y en la confusión
puesto que cada canal puede aportar una información diferente sobre un mismo
tema.
En consecuencia a lo anterior, los padres deberían controlar las horas que pasan sus hijos frente al televisor, y controlar aquello que ven ya que podemos encontrar dibujos como “La doctora juguetes” que son educativos, pero también encontramos otros como “Barbie Dream in the lifehouse” que para nada lo son. Y, de cierto modo, sí influyen en las conductas de los niños, en sus gustos y en sus preferencias, o en aquello que quieren llegar a ser de mayores.
Hay otros medios de comunicación que también influyen
en el moldeamiento de su personalidad, pero la televisión es el más extendido y
el que más inofensivo parece, por lo que quizás se debería tener cuidado.
Desde las aulas, se pretende que los alumnos
reflexionen y desarrollen su capacidad crítica, lo que se puede trabajar
mediante la televisión. De tal modo que, se les haga ver que no podemos creer
todo lo que vemos en la televisión, que tenemos que pensar por nosotros mismos
y contrastar la información que nos ofrecen en un sitio con la de otro para ver
si coinciden o si son similares, etc.
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